Los días 27 28 y 29, animalistas ponen altares  

* El duelo silente de los seres de compañía: una despedida entre cempasúchil, croquetas y recuerdos

* Menos del 5 por ciento de la población busca ayuda profesional para superar su pérdida, dice la psicoterapeuta Carmen Gordoa

Redacción/La Polaca Mich

En el marco de los festejos a las ánimas, donde muchas personas, honran la memoria de sus animales de compañía con altares, la psicoterapeuta humanista, María del Carmen Gordoa Haros, especializada en trauma y tanatología –ampliamente reconocida a nivel nacional– destacó que, menos del 5 por ciento de la población busca ayuda profesional para superar su pérdida.

Durante su exposición, explicó que, “este tipo de duelo es socialmente desautorizado, a diferencia de la muerte de una persona”.

Según la especialista, el dolor por la pérdida de un animal de compañía, puede ser intenso, pero la sociedad lo minimiza, lo que lleva a quienes lo experimentan a sentirse incomprendidos y aislados.

“Es crucial validar el vínculo emocional entre la persona y su animal, para que, puedan expresar su tristeza, sin temor a ser juzgados, los animales de compañía, perros, gatos, aves, no solo brindan amor incondicional, sino que también son una fuente de apoyo emocional y compañía“, manifestó.

Esta falta de validación social, puede generar aislamiento y sentimientos de vergüenza, situación, por la que, solo el 5 por ciento de la sociedad, acude a buscar ayuda de algún especialista en la materia, precisa la psicoterapeuta.

Gordoa Haros, sugirió frases empáticas, como “sé lo importante que era para ti”, pueden ayudar a la persona a sentirse escuchada sin juicio.

En contraste, frases que minimicen la pérdida, como “era solo un animal”, deben evitarse, ya que, agravan el dolor.

También, propuso rituales, como “escribir una carta o plantar un árbol en honor al ser perdido, pues estos actos facilitan la integración del duelo”.

Este 27 de octubre, los altares de muertos dedicados a los animales de compañía, comenzaron a instalarse, adornados con flores de cempasúchil, veladoras, y objetos personales de perros y gatos, como croquetas, sus mantas y juguetes favoritos.

Según la tradición, “estos seres regresan brevemente del Mictlán, el inframundo náhuatl, para regresar unos días con su familia humana, durante esta temporada y recordar el amor incondicional de aquellos seres que, aunque ya no estén, siguen presentes en espíritu”.

FOTOS: ALE